La historia de Ummassar Ali Juma'a

Por Nanne op 't Ende
Khartoum y Montañas Nuba, Sudán
A partir de una entrevista realizada el 7 de marzo de 2006, y de conversaciones durante el siguiente mes.

Ummassar Ali Juma'a es miembro del Parlamento de Kordofán del Sur, por parte del SPLM1. Es madre de tres niños y es también la viuda de Yousif Kuwa Mekki.

Ummassar Ali Juma'a en Miri Berre

Crecí en Kalkada. Solía ser éste un lugar maravilloso lleno de agua y gente. Mi padre tenía un extensor jardín  repleto de árboles de mango. Somos musulmanes, pero no me cubro el cabello y nunca me preocupé por esconder mi cuerpo.  ¡Óyeme, cuando se está en algún Mercado se debe saber mostrar lo que se tiene! Aunque mi tío no estaba de acuerdo.

Era miembro de la Hermandad Musulmana. Realizó la hadj2 y construyó una mezquita Kalkada. Sus esposas e hijas permanecían en la casa la mayor parte del día, y cada vez que mi tío me veía dando la vuelta por ahí me llamaba la atención y me decía que debía comportarme como una buena musulmana. A lo que le contesté: “Realizó mis plegarias, intentó hacer en la vida lo correcto, trato a la gente de Buena manera y conozco mi corazón, ¿qué necesidad hay de demostraciones externas?”. Y mi padre le pidió que me dejara en paz.  

A mi padre lo mataron durante un ataque a  Kalkada. Las tropas del Gobierno asaltaron la villa varias veces. En 1993 tuvimos que escapar a Komo, donde permanecimos. Hasta 2001 nadie habitó Kalkada de nuevo, las tropas iban y venían y era tierra de nadie. Mi madre ha regresado a la villa desde que se dio el cese al fuego, pero el lugar ya no es el mismo. El cambio más notorio se ve en el agua: se tienen que cavar unos 30 metros para llegar hasta ella, mientras que hace unos quince años se encontraba justo bajo la superficie.
El mes pasado un hombre murió intentando profundizar un pozo que se había secado. Por alguna razón el aire en el fondo era malo. El primero en bajar se desplomó. El hombre que le siguió, creyéndose más fuerte, también perdió el conocimiento antes de  poder siquiera atar una cuerda alrededor de la cintura del primer hombre. Se necesitaron dos hombres más para poder sacar a los dos primeros. Uno murió; los otros aún están en el hospital.  

En 1990 intenté inscribirme en un curso de enfermería y partería en Changaru. Fui admitida y tres meses después obtuve mi certificado. Desde ese entonces hasta la fecha e estado atendiendo a soldados heridos y ayudando a mujeres en el nacimiento de sus bebés. El trabajo detrás del frente de batalla fue difícil. No teníamos medicinas para darles a los soldados, no teníamos vendajes o suturas apropiadas. Cosí heridas con una aguja común y corriente y, como hilos, extensiones de mi cabello.  

Yousif [Kuwa Mekki] y yo nos conocimos durante la ceremonia de graduación de aquel curso. Fuimos a los Cuarteles Generales a recibir nuestro certificado, y me vio. Más tarde fue a Komo a preguntarle a mi familia si podía casarse conmigo. ¡Qué aceptaran no fue fácil! Aún después de casarme con Yousif, recurrí a mi experiencia como partera para asistir a cualquier mujer que fuera  a dar a luz en los Cuarteles Generales.  
El matrimonio con Yousif fue muy bueno. Lo quise muchísimo y realizamos juntos muchas cosas. Nos movíamos constantemente de una región a otra, porque él quería hablar con las personas acerca de la guerra y de los problemas que estaban enfrentando. Era feliz a su lado. Al mismo tiempo me preocupaba bastante la situación general que se vivía en las montañas Nuba. La gente estaba sufriendo, estaba luchando por sobrevivir y no faltaban ocasiones en que el Antonov regresara y bombardeara.

Durante una de las ofensivas gubernamentales, cuando las Fuerzas Armadas de Sudán surgieron por todos lados y los proyectiles estaban cayendo por donde fuera, recuerdo que corrimos desde Komo hasta Lueri para escapar del bombardeo. El pánico se había apoderado de nosotros, ya que en Lueri también había explosiones a nuestro alrededor y queríamos seguir huyendo. Fue entonces cuando Yousif nos llamó: “¿A dónde quieren correr ahora? El ejército nos está bombardeando en Gidel, en Chaweri, en Kauda; no hay un lugar donde puedan esconderse. Daría lo mismo si se quedaran donde están. Dejen que nuestros soldados se hagan cargo de los convoyes del Gobierno y, mientras tanto: dejen de huir.” Se quedó ahí, sereno, sin miedo. Las granadas explotaban, él no se movía. Y era verdad, no había un lugar donde pudiéramos escondernos. Así que nos calmamos y esperamos a que el bombardeo terminara. Poco a poco nuestros soldados consiguieron rechazar el ataque del Gobierno –ni siquiera se acercó a Lueri.

En 1994 fui a Kenia. Tuvimos nuestro primer bebé. La situación en las Montañas era muy difícil y Yousif salía con frecuencia al extranjero durante esos años. Tuvimos tres hijos. Me hice cargo de la casa, tomé un curso de Inglés y llevé a los niños a la escuela. Sin embargo, no estaba en Kenia todo el tiempo: durante años fui y vine.

Yousif se enfermó; se agotó y luego, murió. Me encontré abrumada por la pena. Renuncié a mis estudios, sólo me quedaba en casa. Me llevó mucho tiempo recuperar mi vida. Mucha gente me pregunta si considero el volver a casarme, pero no me siento lista todavía. ¿Dónde podré encontrar de nuevo un hombre como Yousif? Su muerte no solo es mi pérdida personal; ha afectado verdaderamente a las personas que habitan aquí, en las Montañas Nuba.

Con la muerte de Yousif han perdido tantas cosas, y la situación sigue sin estar bien. El desarrollo se está dando de una forma muy lenta. El logro de  Yousif fue hacer que el pueblo Nuba esté ahora orgullos de lo que es. Defenderá sus derechos. Sobre todo en lo que se refiere a las mujeres, mucho ha cambiado porque  Yousif siempre dio su total apoyo a las mujeres. Antes de ello, en las montañas Nuba la vida y el saber de las mujeres sólo se limitaba al hogar. Ahora cada mujer sabe que tiene derechos, que puede participar a la par de los hombres y que tiene la habilidad para desarrollar el mismo trabajo que éstos.  

Soy miembro del Parlamento de Kordofán del Sur. El Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés reservó un 25 % de sus lugares en el Parlamento para mujeres, y al buscar candidatas solicitó mi participación. Cuando era más joven representé a la juventud, y más tarde me volví activista en la Unión de Mujeres Nuba. Y por supuesto, me casé con Yousif: eso no puedo cambiarlo. El pueblo Nuba necesita buenos representantes, y yo quiero hacer todo lo que pueda por trabajar para él. Como viuda de Yousif, mucha de la gente Nuba me mira como alguien capaz de continuar la práctica política con su espíritu. Me gusta este trabajo, y estoy contenta de estar con el pueblo.

La principal diferencia en la vida entre los tiempos de Guerra y los de ahora, es el terminar con el combate por supuesto. Agradezco a Dios por el cese al fuego. Es lo mejor que le pudo haber pasado al pueblo Nuba. Al menos tiene ahora un poco de descanso. Y desde que se firmó el tratado de paz algunas cosas han mejorado. Antes había sólo unas cuantas escuelas  y ahora los niños pueden continuar con su educación de manera adecuada. Aquellas personas que tuvieron que dejar sus lugares para refugiarse en las montañas, ya están regresando.

Pero aún queda mucho por hacer. Hay muchas dificultades para el desarrollo, sobre todo en aquellas  zonas que la gente abandonó y que ahora son matorral de nuevo. Cultivar es muy difícil, no hay agua. Son áreas muy problemáticas. También es momento de hablar en el Parlamento acerca de la salud y la educación. Pero desde que prestamos juramento el 22 de diciembre, estamos todavía en el proceso de redactar la constitución, y estamos a la mitad de las negociaciones.

Hasta ahora, la gente aún guarda en sí muchas cosas y aquellos que se acomodaron a vivir bajo la administración del Gobierno nos tienen miedo, y viceversa. Todos deseamos hacer que funcione. En ocasiones nos sentamos juntos, participamos a la par, pero aún entonces, a pesar de la paz, no hay todavía una verdadera apertura y franqueza. En mucho todavía estamos luchando. 

La gente peleó y murió por este acuerdo de paz. No sé qué pasará en el futuro, pero espero que nos traiga lo que deseamos. Espero que traiga el sueño de Yousif: libertad, igualdad y justicia para toda la gente de Sudán.”  

1 Siglas en inglés por “Sudan People’s Liberation Movement”, Movimiento de Liberación del Pueblo Sudanés.
2 La hadj es la peregrinación santa a La Meca que todo buen musulmán debe realizar en su vida. Es uno de los Cinco Pilares del Islam.

 

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